Conoce más sobre la piel de tu bebé

La piel, órgano dinámico constantemente cambiante, es el mayor que posee el ser humano. A pesar de que la piel del bebé es muy similar a la dermis del adulto, existen diferencias importantes. Tanto las características estructurales como las fisiológicas albergan diferencias en ambos tipos de piel. Por eso, la de los recién nacidos  necesita un cuidado distinto ya que presenta características especiales.

Memoria de la piel del bebé

En los hospitales, nada más nacer, el bebé es entregado a la madre para que descanse durante horas en su regazo. Esta práctica tradicional es imprescindible para la tranquilidad del pequeño. El contacto madre-hijo influye desde el periodo de gestación, ya se le que queda grabada la actitud de la madre.»

Nils Bergman, neonatólogo y experto en el método Madre Canguro, explica de forma breve los mecanismos neurológicos que experimenta el cerebro del bebé al contactar con su madre:

“El contacto piel con piel es muy importante. El bebé nace consciente, espera sentir y tener relaciones. Cuando se conecta el cuerpo de la madre con el cuerpo del bebé, el cerebro de ella y la mente de éste comienzan a desarrollar la inteligencia emocional y social. Pero el cuerpo es la base sobre la que se construye todo y en esa interacción el habla y el lenguaje se desarrollan, y el bebé empieza a desplegar una aproximación emocional sobre la que se construye la capacidad de amar.”

“Tal capacidad es la confianza mutua que se crea entre dos personas. Los efectos de esta confianza exigen una línea de seguridad basada en una relación a largo plazo de cuidado y atención. El punto interesante sobre el contacto piel con piel es que afecta a piezas particulares del cerebro que están vinculadas con la inteligencia social y emocional. Expertos opinan que se puede ganar inteligencia cognitiva, no sólo la emocional y social. Pero tener ese contacto durante sus primeras horas de vida está garantizando la inteligencia emocional del bebé.”

“El contacto es la mejor plataforma de lanzamiento para llegar a tener un buen rendimiento escolar -asegura Bergman- y a partir de ahí jugar mucho con el bebé, leerle historias y compartir una trayectoria de amor, cuidados y atenciones”.

Los beneficios de esta práctica están comprobados, siendo una medida apoyada por las entidades como la Sociedad Española de Neonatología, la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia de UNICEF y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España.

Cuidado de la piel del recién nacido

La dermis de los bebés es mucho más delgada que la de los adultos, lo que implica mayor sensibilidad y menor resistencia. Al tener un sistema inmunológico poco desarrollado, son más propensos a las infecciones y se les debe tratar con sumo cuidado en cada situación cotidiana. En sus primeras semanas de vida, si el adulto tiene algún herpes simple, puede contagiar al bebé.  Su piel es inmadura y carece de protección frente a los agentes externos una vez que, al lavarles por primera vez, los bebés pierden la protección natural que les cubre en el útero materno. Usar productos con pH neutro, evitar la exposición solar, utilizar ropas de algodón y evitar los roces en los pliegues de la piel son algunas de las medidas que podemos adoptar para proteger la delicada piel del bebé recién nacido.

Estos consejos os pueden ayudar en la cotidianidad al cuidado del pequeño o la pequeña de la casa:

  • El baño debe ser breve o realizarlo por partes, con un jabón líquido que contenga un pH entre 4 y 4’5.
  • Una constante protección del sol, ya que un bebé menor de seis meses no tiene suficientes melanocitos y no se le debe aplicar crema solar. Es necesario evitar la exposición al sol, poniéndolo a la sombra en las horas de luz más intensas.
  • Hidratar a diario la piel del bebé una o dos veces
  • La piel del culete es la que más se puede irritar, por eso es mejor utilizar pañales de máxima absorción y una crema o pomada que sirva de barrera directa frente a las heces y sus bacterias
  • Utilizar tejidos naturales como el algodón, transpirable y exento de productos químicos, y lavar la ropa con detergentes suaves

Referencias: 

Prevenir el cáncer en los más pequeños

Consejos para cuidar la piel del bebé

 

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